Desde antes de nacer, el alimento se vuelve parte esencial de nuestro ser, nos alimentamos a través de la placenta y el cordón umbilical, durante la gestación nos nutrimos afectivamente, a través de cada caricia y cada latido. Cuando nacemos recibimos nutrición afectiva a través de la lactancia materna, nos alimentamos y a su vez nos acarician, nos cantan, nos dan mimos, la alimentación pasa a ser el centro de nuestra vida.
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